Historia de Finlandia
Finlandia tiene una población de más de 5,53 millones de personas y una densidad media de 19 habitantes por kilómetro cuadrado. Esto lo convierte en el tercer país más escasamente poblado de Europa, después de Islandia y Noruega. La distribución de la población es muy desigual: la población se concentra en la pequeña llanura costera del suroeste. Aproximadamente el 85% vive en pueblos y ciudades, con 1,5 millones de habitantes en el área del Gran Helsinki[1] En la Laponia ártica, en cambio, sólo hay dos habitantes por kilómetro cuadrado.
Finlandia es un país relativamente homogéneo desde el punto de vista étnico. La etnia dominante es la finlandesa, pero también hay notables minorías históricas de finlandeses-suecos, sami y gitanos. Como resultado de la reciente inmigración, ahora también hay grandes grupos de rusos, estonios, iraquíes y somalíes en el país. El 7,9% de la población ha nacido en el extranjero y el 5,2% son ciudadanos extranjeros[2] Las lenguas oficiales son el finlandés y el sueco, siendo esta última la lengua materna de aproximadamente el 5,2% de la población finlandesa[3] Desde el siglo XIII hasta principios del XIX, Finlandia formó parte de Suecia.
Valores finlandeses
Finlandia es un país nórdico con las fuertes tradiciones de la etiqueta de negocios y la comunicación, así como con el equilibrio ideal entre el trabajo y la vida (# 1 en el 2018′ Índice de Felicidad). Sus países vecinos son Suecia, Rusia y Noruega, así como Estonia al otro lado del Golfo de Finlandia (http://www.gulfoffinland.fi/en-US). Los bosques cubren tres cuartas partes de la superficie del país.
Finlandia es una república parlamentaria y es miembro de la Unión Europea desde 1995. Fue miembro fundador de la Unión Económica y Monetaria (UEM) y adoptó el euro como moneda en 2002. Está en los primeros puestos de la UE y del mundo entero desde el punto de vista del coste de la vida.
En Finlandia hay dos lenguas oficiales: El finlandés y el sueco. El finlandés es hablado por la gran mayoría de los finlandeses, el 92%. El sueco lo habla el 6 % de la población y los rusófonos, que son 40.000, constituyen la mayor minoría de lengua extranjera en Finlandia, con un 0,75 %.
Finlandia es uno de los países más grandes de Europa, con una superficie de unos 338.000 kilómetros cuadrados y unos 5,3 millones de habitantes. Casi dos tercios viven en zonas urbanas y un tercio en zonas rurales. Las principales ciudades son Helsinki (561.000 habitantes), Espoo (232.000), Tampere (204.000), Vantaa (187.000), Turku (180.000) y Oulu (129.000).
Mentalidad finlandesa
Los finlandeses suelen ser relajados en cuanto a la vestimenta y los modales, pero no aprecian la impuntualidad. Si llega tarde, avise a su anfitrión o a sus socios comerciales, pero intente ser puntual. Los finlandeses tampoco tienen tiempo para “charlas” y, de hecho, el idioma no tiene la palabra “por favor”. Y no hay que preocuparse por los silencios ocasionales, que son una de las varias marcas finales que hacen que la vida social en Finlandia sea tan peculiar como original. Muchos finlandeses son muy competitivos y destacan en los deportes. Con tanta agua, los deportes acuáticos tienen que ser populares, y muchos finlandeses poseen sus propios barcos. La sauna forma parte de la mayoría de los hogares, es social y relajante, pero normalmente no con sexos mixtos, a no ser que se trate de amigos o familiares cercanos. Y sí, la costumbre de saltar al agua helada o revolcarse en la nieve forma parte de la experiencia. El invierno es una época para disfrutar. Con el triple acristalamiento y la calefacción central no deberías pasar frío, pero ten en cuenta la posibilidad de que te muerda el hielo si sales en invierno sin la ropa adecuada.
Tradiciones finlandesas
Si le invitan a una casa finlandesa, se recomienda quitarse los zapatos. Durante gran parte del año los zapatos llevan mucha nieve o barro, por lo que es costumbre quitárselos, incluso durante el verano. Durante la estación húmeda puede pedir que le pongan los zapatos en algún lugar para que se sequen durante su estancia. Llevar regalos como pasteles, vino o flores al anfitrión se agradece, pero no es obligatorio.
Un rasgo particular de los finlandeses es la costumbre de beber leche o leche agria con las comidas, incluso los adultos lo hacen. Los finlandeses también están locos por el café, lo que resulta extraño si se piensa en ello: los propios granos de café crecen a bastante distancia. Rápidamente se acostumbrará a que cuando los finlandeses se reúnen para charlar, el café forma parte invariablemente de la escena. Pero tenga en cuenta que el café en Finlandia no suele ser tan fuerte como en el centro y el sur de Europa. ‘Sisu’ es un concepto que se utiliza para describir un determinado rasgo que los finlandeses consideran típicamente finlandés. Sisu es lo que hace que un finlandés apriete los dientes contra todo pronóstico; siga luchando contra un enemigo abrumador; limpie el bosque con sus propias manos; siga ganando una carrera incluso después de caerse. Sisu es “lo que se necesita”: agallas, determinación. Como nación, nos encantan los concursos y las competiciones de todo tipo, y puede que sea esta característica la que subyace a nuestra afición por los deportes.