Citas con mujeres rusas
A la mayoría de los rusos les gustaría tener dos hijos: un niño y una niña. Los demás se sitúan entre los dos extremos de no querer tener hijos (al menos por ahora) o de planear tener tres o más. Tener una familia numerosa suele asociarse a la riqueza. Las razones para tener otro hijo son muchas, desde el deseo de reforzar el vínculo familiar y enseñar a los hijos mayores a cuidar de los hermanos pequeños hasta la esperanza de que el subsidio de maternidad pueda ayudar a la familia a mejorar su situación de vivienda. Un demógrafo del HSE utilizó datos de una muestra de 15.000 encuestados para estudiar las actitudes reproductivas en Rusia.
En cuanto a tener hijos, desear no es igual a planificar. Lo primero, es decir, el número de hijos que una pareja desearía tener, es un indicador poco fiable de la fertilidad, ya que cambia con la edad y las circunstancias. Así, las personas pueden desear tener cinco hijos pero, por falta de tiempo, recursos o decisión, acaban teniendo sólo dos. De hecho, la mayoría de las familias rusas tienen uno o dos hijos.
Un indicador más preciso de la fecundidad es el número de hijos que una pareja tiene previsto tener en un futuro próximo, ya que implica sólo un paso entre la intención y la acción, sobre todo si los futuros padres se fijan un plazo para tener un bebé, por ejemplo, dentro de dos o tres años.
La vida en Rusia
Los rusos se consideran una nación bien educada. Leen mucho, y se sorprenderán mucho si les dices que no has leído a Pushkin o Tolstoi. Los libros en Rusia son baratos, y la mayoría de la gente puede permitirse comprar entre 5 y 10 libros al mes sin que ello suponga un grave perjuicio para el presupuesto familiar. Los rusos también son muy aficionados a las representaciones en directo en el teatro, y como las entradas son asequibles (los precios en los cines y los teatros son comparables), hay una impresionante gama de opciones al alcance de todos, como ópera, conciertos sinfónicos, musicales, ballet, teatro, etc.
Todas las ciudades tienen al menos un teatro. La cultura teatral se desarrolló durante la época soviética, cuando las entradas se vendían a través de las escuelas y los negocios: las ciudades se dividían en barrios y había un agente teatral responsable de cada barrio en particular. El agente distribuía las entradas a todos los negocios y escuelas de su zona, y el responsable del “sector cultural” organizaba la visita colectiva al teatro. Además, asistir a las representaciones en grupo es siempre mucho más divertido, lo que contribuía a la popularidad de los teatros. Así es como la mayoría de los rusos desarrollaron su gusto por los espectáculos en vivo. Hoy en día, la oferta de espectáculos teatrales es cada vez más variada: desde obras rusas y Shakespeare, hasta gitanos e interpretaciones contemporáneas, y todo lo imaginable entre medias. Los cines son cada vez más populares en Rusia y hoy en día están equipados con los sistemas de sonido más modernos.
Tradición de los apellidos rusos
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La cultura rusa
Los rusos tienden a casarse y tener hijos jóvenes. La edad media para casarse a finales de los años 90 era de 22 años, y el pico de maternidad era de 20 a 24 años. Existe una fuerte presión social para casarse; ambos sexos tienden a creer que las mujeres, en particular, no pueden realizarse si nunca se casan. En las encuestas, los maridos y las mujeres tienden a calificar sus matrimonios como satisfactorios y a explicar que sus familias proporcionan un refugio en el que uno puede ser uno mismo, expresar sus opiniones abiertamente y encontrar apoyo emocional (Goodwin y Emelyanova 1995b; Vannoy et al. 1999). Sin embargo, las tasas de divorcio se encuentran entre las más altas del mundo y han aumentado desde 1991 (Bubnova et al. 2000; Dyuzheva 1995). El abuso del alcohol es el culpable en un gran número de casos. También contribuyen las tensiones familiares derivadas del desempleo, la pobreza, la migración laboral, los desacuerdos sobre los roles de género y la mejora del acceso a la vivienda (que permite a las parejas que se divorcian separarse). También son problemáticas las altas tasas de maltrato a los cónyuges, a menudo enraizadas en el alcoholismo y la tradición patriarcal (Vannoy et al. 1999).