¿Cómo influye en su identidad?

La importancia de la identidad

Ir a la lista de todos los artículosAcerca del autorVictor es un investigador, autor y conferenciante afincado en Filadelfia. Su libro Design for the Mind, está disponible en Manning Publications. Victor escribe con frecuencia …

Ninguna persona es inmune a la influencia de las personas y grupos con los que se encuentra. Por mucho que nos guste pensar que cada pensamiento que tenemos es original, que cada opinión que expresamos se basa únicamente en los hechos, la verdad es que utilizamos a los demás a nuestro alrededor como punto de referencia para gran parte de nuestras actitudes y comportamientos. Esto no es algo malo; es la naturaleza humana.

Describa su identidad

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En sociología, se hace hincapié en la identidad colectiva, en la que la identidad de un individuo está fuertemente asociada al comportamiento del rol o al conjunto de pertenencias al grupo que lo definen.[1] Según Peter Burke, “las identidades nos dicen quiénes somos y anuncian a los demás quiénes somos”[1] Las identidades guían posteriormente el comportamiento, llevando a los “padres” a comportarse como “padres” y a las “enfermeras” a actuar como “enfermeras”.

En psicología, el término “identidad” se utiliza con mayor frecuencia para describir la identidad personal, o las cualidades o rasgos distintivos que hacen que un individuo sea único[2][3] Las identidades están fuertemente asociadas con el autoconcepto, la autoimagen (el modelo mental de uno mismo), la autoestima y la individualidad[4][página necesaria][5] Las identidades de los individuos están situadas, pero también son contextuales, se adaptan a la situación y son cambiantes. A pesar de su carácter fluido, las identidades a menudo se sienten como si fueran categorías ubicuas y estables que definen a un individuo, debido a su fundamento en el sentido de la identidad personal (el sentido de ser un yo continuo y persistente)[6].

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¿Cómo influye la apariencia en su identidad?

Hazte la pregunta “¿Quién soy?”. Recordemos que, al hablar de nuestro autoconcepto, desarrollamos una idea de quiénes somos basándonos en lo que nos reflejan otras personas. Nuestros padres, amigos, profesores y los medios de comunicación contribuyen a formar nuestra identidad. Aunque esto ocurre desde el nacimiento, la mayoría de las personas de las sociedades occidentales llegan a una etapa en la que la maduración de las capacidades cognitivas y el aumento de la conciencia social les llevan a empezar a reflexionar sobre quiénes son. Así comienza un proceso de toda la vida en el que pensamos quiénes somos ahora, quiénes éramos antes y quiénes llegaremos a ser (Tatum, B. D., 2000). Nuestras identidades constituyen una parte importante de nuestro autoconcepto y pueden dividirse en tres categorías principales: identidades personales, sociales y culturales (véase el cuadro 8.1 “Identidades personales, sociales y culturales”).

Debemos evitar la tentación de pensar que nuestras identidades son constantes. Por el contrario, nuestras identidades se forman a través de procesos que comenzaron antes de que naciéramos y continuarán después de que nos hayamos ido; por lo tanto, nuestras identidades no son algo que logremos o completemos. Dos componentes relacionados pero distintos de nuestras identidades son las identidades personales y sociales (Spreckels, J. y Kotthoff, H., 2009). Las identidades personales incluyen los componentes del yo que son principalmente intrapersonales y están relacionados con nuestras experiencias vitales. Por ejemplo, yo me considero un amante de los rompecabezas, y tú puedes identificarte como fan de la música hip-hop. Nuestras identidades sociales son los componentes del yo que se derivan de la participación en grupos sociales con los que estamos comprometidos interpersonalmente.

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Ejemplos de identidad personal

Hágase la pregunta “¿Quién soy yo?”. Recordemos que, al hablar de nuestro autoconcepto, desarrollamos una idea de quiénes somos basándonos en lo que nos reflejan otras personas. Nuestros padres, amigos, profesores y los medios de comunicación contribuyen a formar nuestra identidad. Aunque esto ocurre desde el nacimiento, la mayoría de las personas en las sociedades occidentales llegan a una etapa en la que la maduración de las capacidades cognitivas y el aumento de la conciencia social les llevan a empezar a reflexionar sobre quiénes son. Así comienza un proceso de toda la vida en el que pensamos quiénes somos ahora, quiénes éramos antes y quiénes llegaremos a ser (Tatum, B. D., 2000). Nuestras identidades constituyen una parte importante de nuestro autoconcepto y pueden dividirse en tres categorías principales: identidades personales, sociales y culturales (véase el cuadro 8.1 “Identidades personales, sociales y culturales”).

Debemos evitar la tentación de pensar que nuestras identidades son constantes. Por el contrario, nuestras identidades se forman a través de procesos que comenzaron antes de que naciéramos y continuarán después de que nos hayamos ido; por lo tanto, nuestras identidades no son algo que logremos o completemos. Dos componentes relacionados pero distintos de nuestras identidades son las identidades personales y sociales (Spreckels, J. y Kotthoff, H., 2009). Las identidades personales incluyen los componentes del yo que son principalmente intrapersonales y están relacionados con nuestras experiencias vitales. Por ejemplo, yo me considero un amante de los rompecabezas, y tú puedes identificarte como fan de la música hip-hop. Nuestras identidades sociales son los componentes del yo que se derivan de la participación en grupos sociales con los que estamos comprometidos interpersonalmente.

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