Costumbres shuar
Federación shuar
Shuar, en lengua shuar, significa “pueblo”. El pueblo que habla la lengua shuar vive en la selva tropical entre las altas montañas de los Andes, y en las selvas tropicales y sabanas de las tierras bajas de la Amazonia, en Ecuador extendiéndose hasta Perú. Los shuar viven en varios lugares – así, los muraiya (colina) shuar son personas que viven en las estribaciones de los Andes; los achu (pantano-palma) shuar (o achuar) son personas que viven en las tierras bajas más húmedas al este de los Andes (Ecuador y Perú).
Los shuar se refieren a los hispanohablantes como apach, y a los no hispanohablantes y no shuar como inkis. Los europeos y los americanos europeos solían referirse a los shuar como “jívaros” o “jíbaros”; esta palabra probablemente deriva de la ortografía española del siglo XVI de shuar (véase Gnerre 1973), pero ha adoptado otros significados, incluido el de “salvaje”; fuera de Ecuador, jíbaro ha pasado a significar “rústico”. Los shuar son popularmente representados en una amplia variedad de literatura de viajes y aventuras debido a la fascinación occidental por su antigua práctica de reducir las cabezas humanas (tsantsa).
El pueblo shuar
El pueblo indígena Shuar se remonta a 2.500 años atrás[1]. Se caracterizan por su territorio, lengua, raza, cultura y prácticas guerreras[2]. Eran una población numerosa que habitaba la parte suroccidental de la Amazonía ecuatoriana colindante con la frontera peruana en las provincias de Pastaza, Morona Santiago y Zamora Chinchipe[2]. Su lengua es el shuar-chicham[2]. Defendieron ferozmente su territorio contra los colonizadores incas y españoles, estos últimos los llamaron despectivamente “jíbaros”[2], que tiene una connotación de ser salvaje[3]. La práctica shuar de la tzantza (encogimiento de la cabeza de sus enemigos) les dio fama de guerreros intrépidos e implacables. Los relatos de su valentía y fiereza al resistir las conquistas se convirtieron en una fuente de orgullo étnico para ellos[3].
Entre 1890 y 1910, los shuar comerciaron con caucho y pieles de animales con la población occidental a cambio de herramientas, armas de fuego y telas[3]. En la década de 1930, la fiebre del oro trajo colonos al valle del Upano y, cuando la fiebre terminó, se dedicaron a la agricultura e invadieron las tierras shuar sin permiso[3]. También trajeron epidemias, matando a más de la mitad de los shuar del valle de Upano[3].