¿Cuál es la importancia de la cultura digital en la educación?

¿Cuál es la importancia de la cultura digital en la educación?

Explicar el aprendizaje y el desarrollo digital

Digital Culture & Education es una revista académica interdisciplinar de acceso abierto revisada por pares. Creada en 2009 por Chris Walsh y Thomas Apperley, la revista publica trabajos académicos que exploran los solapamientos entre la tecnología digital, la cultura y la educación. La revista se dedica a poner esta investigación a disposición de todos a través del acceso abierto para desafiar la hegemonía de los editores. Todos los artículos son accesibles y están disponibles en formatos impresos descargables alojados en este sitio web.

La educación digital y el futuro del aprendizaje

Acerca de este artículoAparece en:INTED2017 Proceedings (browse)Páginas: 276-285Año de publicación: 2017ISBN: 978-84-617-8491-2ISSN: 2340-1079doi: 10.21125/inted.2017.0189Nombre de la conferencia: 11th International Technology, Education and DevelopmentDates: Del 6 al 8 de marzo de 2017Lugar: Valencia, España Descarga de citas: (BibTeX) (ris) (plaintext) Otras publicaciones de los autores: (buscar)

AU – F.V. Sales MeloTI – ANÁLISIS DEL IMPACTO DE LA CULTURA DIGITAL EN EL RENDIMIENTO ACADÉMICO DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR BRASILEÑAN – 978-84-617-8491-2/2340-1079DO – 10.21125/inted.2017.0189PY – 2017Y1 – 6-8 de marzo de 2017CI – Valencia, EspañaJO – 11ª Conferencia Internacional de Tecnología, Educación y DesarrolloJA – Actas INTED2017SP – 276EP – 285ER –

J. Rodrigues de Souza, S.L. de Paula, B. Campello de Souza, F.V. Sales Melo (2017) ANÁLISIS DEL IMPACTO DE LA CULTURA DIGITAL EN EL RENDIMIENTO ACADÉMICO EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR BRASILEÑA, Actas INTED2017, pp. 276-285.

George Westerman | Construir la cultura de lo digital

Cuando hablamos de la necesidad de una “cultura digital” en la enseñanza superior, no nos referimos a nuevos y brillantes juguetes, exámenes supervisados o una vida vivida en Zoom. Se trata más bien de integrar una cultura de colaboración, inclusión, agilidad y apertura tanto en nuestras instituciones educativas como entre ellas, para que la innovación pueda florecer en todas sus formas.

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Para lograr este objetivo, tenemos que abordar los apremiantes retos de las desigualdades digitales (acceso, alfabetización, habilidades), al tiempo que resistimos las presiones de algunos para volver a la “normalidad”, o simplemente para superponer las nuevas tecnologías a los sistemas y procesos existentes y obsoletos.

Aunque está claro que se han logrado avances significativos en la adopción de herramientas digitales durante estos tiempos sin precedentes, todavía queda mucho camino por recorrer. Para algunos, el mayor uso de las tecnologías digitales en apoyo de la educación y la investigación universitarias ha sido un aspecto positivo del último año, y esperan que haya creado un impulso que siga impulsando el cambio.

Sin embargo, las instituciones deben ser cautelosas a la hora de suponer que el comportamiento del último año persistirá fácilmente, y ni hablar de determinar cambios más profundos o sustanciales en la cultura. En tiempos de crisis, el papel que desempeñan las culturas institucionales y los sistemas existentes como facilitadores/obstáculos del cambio se reduce considerablemente. Cuando la crisis se calma, los que quieren continuar con el impulso de la gestión de la crisis se encuentran con que tienen que lidiar con las culturas y los sistemas preexistentes. Además, el choque y el agotamiento de la institución hacen que se vuelva a las formas conocidas de hacer las cosas.

La economía política de la tecnología digital en la enseñanza superior

La cultura como concepto es infamemente difícil de caracterizar, pero es uno de los conceptos más importantes en la educación. Kaplan y Owings (2013) sugieren que la cultura escolar puede entenderse por las suposiciones, valores, creencias, prácticas y acciones establecidas, aunque tácitas. Schein (2010) está de acuerdo, afirmando que la cultura de una organización son los supuestos básicos intrínsecos y las creencias que tienen sus miembros.

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Por lo tanto, cuando Hodas (1993) sugiere que, hasta hace poco, las últimas tecnologías que tuvieron un impacto superviviente en las escuelas fueron el libro de texto y la pizarra, queda inmediatamente claro que para que las normas y prácticas establecidas cambien para incorporar las tecnologías digitales, se requiere un cambio significativo en la cultura específica de la escuela. Por supuesto, existen dificultades inmediatas; los ordenadores y la tecnología digital no son culturalmente neutros. Por su propia naturaleza, cambian el discurso y los medios tradicionales de comunicación al influir en las interacciones sociales en el aula.

Ahí radica la dificultad; un cambio en el estilo de enseñanza requerido por un cambio en la cultura (debido a la adopción de la tecnología) implica el movimiento de aquellas creencias y suposiciones del profesorado que suelen ser estables y resistentes al cambio.    Sin ese cambio, combinado con las normas culturales de satisfacción y mentalidad de zona de confort, la tecnología adquirida podría no salir nunca de su caja. En otras palabras, es mucho más probable que se produzcan mayores niveles de uso cuando la percepción del valor tecnológico es alta y los recursos físicos bajos, y no al revés.