¿Qué hay en Mollepata?

¿Qué hay en Mollepata?

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La palabra “Mollepata” proviene de dos voces quechuas: “molle”, nombre de un árbol, y “pata” significa eminencia, altura. Etimológicamente, Mollepata significa, parte predominantemente poblada de molles, Molle que viene a hacer el nombre de un árbol de tallo retorcido y agrietado, hojas pequeñas y perennes, flores verdosas y racimos colgantes de frutos rojizos, este árbol era abundante en el lugar.

La extensión territorial del distrito de Mollepata es de 822,65 km2, y se extiende desde el río blanco hasta Acobamba en el oeste; desde la sierra de Salkantay, Nevado Humantay y Kishuar en el norte, hasta el río Apurímac en el sur.

Mollepata tiene un ramal que emerge de la carretera Cusco – Lima y esta carretera fue construida por el hacendado de Marcahuasi David Samanez Ocampo, con el apoyo de la mano de obra campesina y sin ningún subsidio del Estado. Actualmente el acceso a la carretera está pavimentado.

La principal actividad económica del distrito de Mollepata es: la agricultura, la ganadería y el turismo. Debido a la variedad del clima, tiene productos que corresponden a los tres climas como la caña de azúcar, una gran variedad de cereales, frutales, legumbres y hortalizas.

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A 90 kilómetros de la ciudad del Cusco y a una hora de Yucay se encuentra Mollepata, uno de los distritos de la provincia de Anta. Antes de llegar a este destino, se recorren los pueblos de Anta, Ancahuasi y Limatambo, territorio donde los incas tuvieron que luchar contra los feroces chancas que se disputaban el poder supremo pero que, finalmente, fueron derrotados a manos de quien forjaría el destino del Imperio. Inca: Pachacuteq.

La palabra “Mollepata” proviene de dos voces quechuas: “molle”, nombre de un árbol, y “pata” significa eminencia, altura. Etimológicamente, Mollepata significa, parte predominantemente poblada de molles, Molle que viene a hacer el nombre de un árbol de tallo retorcido y agrietado, hojas pequeñas y perennes, flores verdosas y racimos colgantes de frutos rojizos, este árbol abundaba en el lugar.

La extensión territorial del distrito de Mollepata es de 822,65 km2, se extiende desde el río blanco hasta Acobamba en el oeste; desde la sierra de Salkantay, Nevado Humantay y Kishuar en el norte, hasta el río Apurímac en el sur.

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El viaje a Mollepata es bastante suave en la carretera asfaltada en su mayor parte, hasta que se toma el desvío a la carretera de tierra que parece hacer una subida aparentemente interminable como una serpiente en la ladera de una montaña. Con la ventanilla abierta, sentí cómo bajaba la temperatura y empecé a oler la familiar combinación de praderas alpinas que liberan el calor del día en velos bajos de condensación y pinos de montaña. Eso, para mí, se acerca bastante al olor de la felicidad perfecta. Si se le añade el aroma del pan recién horneado, es un trato sellado, más o menos. Por supuesto, para recordarnos que, aunque estábamos ganando altitud, seguimos en una región ecuatorial, gigantescos arbustos de flores amarillas y rosas se derramaban sobre los muros de tierra del lado de la carretera. Definitivamente, sentía que ya estaba recibiendo mis 12,5 suelas.

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Llegamos a Mollepata bien entrada la noche, y el pueblo parecía haberse ido ya a dormir. Afortunadamente, algunos adolescentes de la zona seguían por ahí y nos indicaron cómo llegar a un hospedaje local en el que quizá pudiéramos conseguir una habitación a tiempo. Buscamos la casa de estilo colonial y llamamos a la puerta… y nada. Un poco nerviosos, llamamos de nuevo y la dueña de la posada, de edad muy avanzada, nos respondió con una pequeña voz. Tras convencerla de que éramos turistas en busca de alojamiento, nos dejaron entrar y nos llevaron a una habitación (muy) básica. No hay mucho más que decir sobre nuestro palacio, salvo que la mujer fue muy amable y que me sentí muy agradecido por haber encontrado una cama a esa hora después de la puesta de sol en esta somnolienta aldea.