Cómo murieron los mayas
En el municipio de Tinum, en el estado de Yucatán, le espera uno de los mayores tesoros de la cultura maya: Chichén Itzá. Se trata de la legendaria ciudad que sirvió como centro cultural, político y religioso del imperio de esta cultura.
Este yacimiento arqueológico fue inscrito como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1988 y alberga una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo: el Templo de Kukulcán. Esta antigua ciudad maya está llena de monumentos, edificios y ruinas que nos permiten echar un vistazo a la forma en que vivía esta gran civilización. Chichén Itzá nos permite conocer las costumbres, tradiciones, religión y otros aspectos de la cultura maya.
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Arte maya
Aunque la colonización europea fue la culpable de la pérdida de algunas costumbres dentro de las culturas que residían en América, al menos gracias a los estudios históricos, se pueden conocer muchas de las tradiciones y costumbres que estas mismas poseían, las cuales siempre han atraído a los curiosos de todas partes del mundo.
Centrándonos en las costumbres mayas, éstas tenían un carácter místico y muy espiritual en muchos casos, que se puede apreciar desde el nacimiento de una nueva vida donde los sacerdotes consultaban un horóscopo especial relacionado con la posición de los planetas con el que decidían el día propicio para nombrar a los recién nacidos, hasta su muerte.
Un caso curioso para nuestros tiempos sería el tipo de parto típico de los mayas, donde la mujer se ataba las manos a una cuerda atada a una viga, encontrándose en cuclillas con las piernas flexionadas. El hombre la abrazaba por detrás mientras le soplaba la cabeza para que, según la costumbre, ayudara a sacar al niño con su aire y fuerza. La diosa de la fertilidad era conocida como Ixchel.
¿Qué tradiciones tenían los mayas
Los rituales y ceremonias mayas no perdían su importancia sólo porque alguien hubiera fallecido. De hecho, los rituales mayas de la muerte eran algunos de los más importantes para la sociedad en su conjunto. Los mayas tenían un gran respeto por los muertos, lo que se refleja en los ritos ceremoniales de la cultura.
Pero la mayoría de las veces, un maya era enterrado bajo el suelo de su propia casa. Esto se conoce como entierro residencial. También podían ser enterrados cerca (pero no debajo) de su espacio residencial o, alternativamente, junto a un edificio ceremonial como un templo.
La mayoría de los mayas fueron enterrados en simples parcelas debajo de sus casas o cerca de los espacios residenciales y ceremoniales. Pero los personajes y gobernantes mayas importantes eran enterrados en tumbas extravagantes, situadas dentro de pirámides funerarias.
Sus cuerpos se envolvían y preparaban con diligencia, y sus tumbas se disponían de forma que el cuerpo (o los huesos) del gobernante pudieran mirar en la dirección deseada. La tumba de un gobernante también contenía ofrendas y objetos de valor para el alma en su viaje por el más allá.
Creencias mayas
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Los rituales de muerte eran una parte importante de la religión maya. Los mayas respetaban mucho la muerte; se les enseñaba a temerla y a llorar profundamente por los muertos. También creían que ciertas muertes eran más nobles que otras.
Se pensaba que las personas que morían por suicidio, sacrificio, complicaciones en el parto, pereciendo en el juego de pelota,[1] y en la batalla, eran transportadas directamente al cielo. La razón por la que una muerte violenta llevaba a un alma a entrar inmediatamente en el cielo maya es porque los dioses agradecen su sacrificio a ellos. Las personas que iban a convertirse en sacrificios eran paseadas en literas por los ciudadanos antes de su muerte[2].
Antes de la influencia española, es posible que no existiera una idea común de la vida después de la muerte. Los mayas yucatecos creían que había diferentes rutas después de la muerte. Una vasija de una tumba de Pacal representa a los antepasados de los reyes mayas brotando a través de la tierra como árboles frutales y creando juntos un huerto. Los mayas tenían varias formas de culto a los antepasados. Construían ídolos con las cenizas de los muertos y les llevaban comida en los días de fiesta. También podían construir un templo sobre una urna. En los que se sacrificaba, la forma más común era cortar el abdomen y sacar el corazón.