Tradiciones del antiguo testamento

Tradiciones del antiguo testamento

Quién escribió el antiguo testamento

El Antiguo Testamento (a menudo abreviado AT) es la primera división del canon bíblico cristiano, que se basa principalmente en los 24 libros de la Biblia hebrea o Tanaj, una colección de antiguos escritos religiosos hebreos de los israelitas[1] La segunda división de las Biblias cristianas es el Nuevo Testamento, escrito en la lengua griega koiné.

El Antiguo Testamento se compone de muchos libros distintos de diversos autores producidos a lo largo de varios siglos[2]. Los cristianos dividen tradicionalmente el Antiguo Testamento en cuatro secciones: los cinco primeros libros o Pentateuco (corresponde a la Torá judía); los libros de historia que narran la historia de los israelitas, desde su conquista de Canaán hasta su derrota y exilio en Babilonia; los libros poéticos y de la “Sabiduría” que tratan, de diversas formas, las cuestiones del bien y del mal en el mundo; y los libros de los profetas bíblicos, que advierten de las consecuencias de alejarse de Dios.

Los libros que componen el canon del Antiguo Testamento, así como su orden y denominación, difieren entre las distintas ramas del cristianismo. Los cánones de las iglesias ortodoxas orientales y de Oriente comprenden hasta 49 libros; el canon católico comprende 46 libros; y el canon protestante más común comprende 39 libros[3].

Torá

La tradición sagrada es un término teológico utilizado en las principales tradiciones cristianas, principalmente en las que reclaman la sucesión apostólica, como la católica, la ortodoxa oriental, la asiria y la anglicana, para referirse al fundamento de la autoridad doctrinal y espiritual del cristianismo y de la Biblia.

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Según la concepción teológica cristiana de estas Iglesias, la Escritura es la parte escrita de esta tradición más amplia, que registra (aunque a veces a través de la obra de autores individuales) la experiencia de la comunidad sobre Dios o, más concretamente, sobre Jesús. Así pues, la Biblia debe interpretarse en el contexto de la tradición sagrada y dentro de la comunidad de la Iglesia. Esto contrasta con muchas tradiciones protestantes, que enseñan que sólo la Biblia es una base suficiente para toda la enseñanza cristiana (una posición conocida como sola scriptura).

La palabra tradición procede del latín trado, tradere, que significa “entregar, entregar, legar”[1] Según la teología católica, en 2 Tesalonicenses 2:15, Pablo exhortó a los fieles a “guardar las tradiciones que os hemos enseñado, ya sea de palabra o por carta”. Las cartas de Pablo forman parte de la Sagrada Escritura; lo que transmitió “de palabra” es parte de la Sagrada Tradición, transmitida por los apóstoles. Ambas son la palabra inspirada de Dios; la segunda ayuda a la comprensión de la primera. La Sagrada Tradición nunca puede estar en conflicto con la Sagrada Escritura[2]. Los protestantes señalan que el versículo dice o bien de palabra o bien por carta, pero no que una interprete a la otra. También hacen hincapié en la referencia a “nosotros” en el pasaje como si viniera directamente de la boca de los apóstoles. [3]

Epístolas católicas

Las tradiciones orales de los evangelios son una primera etapa teórica en la formación de los evangelios escritos como información cultural transmitida de una generación a otra de boca en boca. Estas tradiciones orales incluían diferentes tipos de historias sobre Jesús. Por ejemplo, la gente contaba anécdotas sobre Jesús curando a los enfermos y debatiendo con sus oponentes. Las tradiciones también incluían dichos atribuidos a Jesús, como parábolas y enseñanzas sobre diversos temas que, junto con otros dichos, formaban la tradición oral del Evangelio[1][2] La suposición de tales tradiciones ha sido el centro de atención de estudiosos como Bart Ehrman, James Dunn y Richard Bauckham, aunque cada uno de ellos varía ampliamente en sus conclusiones, con Ehrman y Bauckham debatiendo públicamente sobre el tema.

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Los eruditos bíblicos utilizan una variedad de metodologías críticas conocidas como crítica bíblica. Aplican la crítica de las fuentes para identificar las fuentes escritas que hay debajo de los evangelios canónicos. En general, los eruditos entendían que estas fuentes escritas debían tener una prehistoria como relatos orales, pero la propia naturaleza de la transmisión oral parecía descartar la posibilidad de recuperarlas. Sin embargo, a principios del siglo XX, el erudito alemán Hermann Gunkel demostró un nuevo método crítico, la crítica de la forma, que creía que podía descubrir las huellas de la tradición oral en los textos escritos. Gunkel se especializó en los estudios del Antiguo Testamento, pero otros estudiosos pronto adoptaron y adaptaron sus métodos al estudio del Nuevo Testamento[3].

Biblia hebrea

El Antiguo Testamento (a menudo abreviado AT) es la primera división del canon bíblico cristiano, que se basa principalmente en los 24 libros de la Biblia hebrea o Tanaj, una colección de antiguos escritos religiosos hebreos de los israelitas[1] La segunda división de las Biblias cristianas es el Nuevo Testamento, escrito en la lengua griega koiné.

El Antiguo Testamento se compone de muchos libros distintos de varios autores producidos a lo largo de varios siglos[2]. Los cristianos dividen tradicionalmente el Antiguo Testamento en cuatro secciones: los cinco primeros libros o Pentateuco (corresponde a la Torá judía); los libros de historia que narran la historia de los israelitas, desde su conquista de Canaán hasta su derrota y exilio en Babilonia; los libros poéticos y de la “Sabiduría” que tratan, de diversas formas, las cuestiones del bien y del mal en el mundo; y los libros de los profetas bíblicos, que advierten de las consecuencias de alejarse de Dios.

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Los libros que componen el canon del Antiguo Testamento, así como su orden y denominación, difieren entre las distintas ramas del cristianismo. Los cánones de las iglesias ortodoxas orientales y de Oriente comprenden hasta 49 libros; el canon católico comprende 46 libros; y el canon protestante más común comprende 39 libros[3].