Tatuaje de un gitano mexicano
En México existe una importante población gitana, la mayoría descendientes de antiguos emigrantes. Según los datos recogidos por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía en el año 2000, eran 15.850,[1] sin embargo, es probable que el número total sea mayor[1] En México se les conoce comúnmente como gitanos o rom.
A finales del siglo XIX y principios del XX empezaron a llegar migrantes procedentes de Hungría, Polonia y Rusia[1]. En 1931, después de que se asentara una importante colonia de estos últimos gitanos, y tras las denuncias de delincuencia, se modificó la ley para prohibir más asentamientos en México[1].
En la actualidad, sus actividades económicas giran principalmente en torno a la venta de textiles, coches, camiones y joyas, así como a la enseñanza del cante y el baile[1] Como consecuencia de la adopción del protestantismo evangélico, se ha producido un abandono casi total de la adivinación como profesión entre los gitanos de la Ciudad de México[3].
Portal de México 1 Los judíos y los romaníes son originarios de Oriente Medio y del sur de Asia, respectivamente, y la mayoría llegó a México a través de Europa – 2 Llegaron principalmente a través de Canadá – 3 Se originaron en lo que ahora es Estados Unidos
¿Cuántos romaníes hay en el mundo?
Los rumanos mexicanos son mexicanos con ascendencia rumana total o parcial. La mayoría de ellos trabajan en México como profesionales, concertistas, comerciantes o actores. Estos inmigrantes se concentran principalmente en la Ciudad de México, Estado de México, Quintana Roo, Jalisco y Nuevo León. Según el censo 2020 del INEGI, en México residen 569 rumanos[1].
Portal de México 1 Los judíos y los romaníes son originarios de Oriente Medio y del sur de Asia, respectivamente, y la mayoría llegó a México a través de Europa – 2 Llegaron principalmente a través de Canadá – 3 Se originaron en lo que ahora es Estados Unidos
Mapa romaní
MÉXICO, 12 oct 2010 (IPS) – En el cuento “Gente bella”, el dictador mexicano de turno envía una misión a Europa para importar 300 familias y así “blanquear la raza, para acabar con la pereza”. El emperador Francisco José de Austria le engaña y envía, a precio de oro, gitanos.
Esta crítica social del político y escritor mexicano de izquierdas Eraclio Zepeda, nacido en 1937, es una referencia velada al presidente Porfirio Díaz (1830-1915), y describe el persistente estereotipo negativo de los gitanos que explica en parte su invisibilidad, incluso hoy, a pesar de su profundo arraigo en el país.
Ysmed Nebarak, que vive en Acapulco, en la costa sur del Pacífico mexicano, conoce esa invisibilidad. Su abuelo, un húngaro que llegó a México hacia 1920, guardó silencio sobre la historia de su primera esposa, que era gitana.
En este país latinoamericano de 107 millones de habitantes viven 15.850 gitanos -o romaníes, como prefieren llamarse-, según el censo de 2000 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Sin embargo, la cifra se considera una subestimación debido a los estrechos criterios utilizados para clasificar a los miembros del grupo étnico, y los investigadores sitúan el total mucho más alto.
Mapa romaní
MÉXICO, 12 oct 2010 (IPS) – En el cuento “Gente bella”, el dictador mexicano de turno envía una misión a Europa para importar 300 familias y así “blanquear la raza, para acabar con la pereza”. El emperador Francisco José de Austria le engaña y envía, a precio de oro, gitanos.
Esta crítica social del político y escritor mexicano de izquierdas Eraclio Zepeda, nacido en 1937, es una referencia velada al presidente Porfirio Díaz (1830-1915), y describe el persistente estereotipo negativo de los gitanos que explica en parte su invisibilidad, incluso hoy, a pesar de su profundo arraigo en el país.
Ysmed Nebarak, que vive en Acapulco, en la costa sur del Pacífico mexicano, conoce esa invisibilidad. Su abuelo, un húngaro que llegó a México hacia 1920, guardó silencio sobre la historia de su primera esposa, que era gitana.
En este país latinoamericano de 107 millones de habitantes viven 15.850 gitanos -o romaníes, como prefieren llamarse-, según el censo de 2000 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Sin embargo, la cifra se considera una subestimación debido a los estrechos criterios utilizados para clasificar a los miembros del grupo étnico, y los investigadores sitúan el total mucho más alto.