Canibalismo yanomami
El yanomami, también llamado yanomam, yanomáman, yanomamana (también shamatari, shirianan), es una familia de lenguas habladas por unos 20.000 yanomamis en el sur de Venezuela y el noroeste de Brasil (Roraima, Amazonas).
El yanomami no suele estar relacionado con ninguna otra familia lingüística. Joseph Greenberg ha sugerido una relación entre el yanomami y el macrochibchan. Migliazza (1985) ha sugerido una conexión con el panoanoano y el chibchan. Ninguna de las dos propuestas es ampliamente aceptada[4].
Las lenguas yanomaman presentan una amplia armonía nasal. Cuando en las palabras yanomama, una vocal se nasaliza fonéticamente, todas las vocales que le siguen dentro de la misma palabra también se nasalizan. Las consonantes del yanomama se muestran en la siguiente tabla:[5]
Las lenguas yanomama son de tipo SOV, sufijación, predominantemente de marcación de cabeza con elementos de marcación dependiente. Su tipología es altamente polisintética. Los conceptos adjetivos se expresan mediante verbos estativos, no hay adjetivos verdaderos. Los verbos estativos adjetivales siguen a su sustantivo.
Ritual de muerte yanomami
La intersección entre los derechos humanos, los conflictos y el medio ambiente es un importante tema de debate, especialmente en lo que respecta a cómo la destrucción del medio ambiente afecta a las comunidades indígenas y amenaza sus derechos humanos a la propiedad y a un medio ambiente sano. Uno de los ejemplos más importantes de la destrucción del medio ambiente y la violación de los derechos humanos es el caso del pueblo yanomami en el Amazonas. Desde la década de 1970, la supervivencia física y cultural del pueblo yanomami se ha visto amenazada por la extracción de oro, la deforestación y las enfermedades. Este estudio de caso examina el modo en que la destrucción de las comunidades yanomami en el Amazonas constituye una grave violación de los derechos humanos y una grave crisis medioambiental.
Según los antropólogos, los yanomami (como grupo lingüístico distinto) han habitado la región alrededor de los ríos Orinoco y Parima durante los últimos 1.000 años. A principios del siglo XIX, los yanomami empezaron a emigrar de la región montañosa de Parima a las tierras bajas cercanas. Como grupo indígena relativamente aislado, los yanomami sólo tenían contacto con otros grupos indígenas locales. No fue hasta principios del siglo XX cuando los yanomami tuvieron contacto directo con personas de fuera, como cazadores, soldados, evangelistas y misioneros. Sin embargo, los yanomami siguen siendo un grupo muy autosuficiente que depende de los recursos naturales del Amazonas para su sustento físico y espiritual.
Lengua yanomami
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Guardián yanomami
Para los yanomami, el urihi, el bosque-tierra, no es un mero espacio inerte para la exploración económica (de lo que llamamos “naturaleza”). Es una entidad viva, parte de una compleja dinámica cosmológica de intercambios entre humanos y no humanos. Como tal, hoy se encuentra amenazada por la temeraria depredación de los blancos. En opinión del líder yanomami Davi Kopenawa:
En Brasil, la población yanomami asciende a 12.795 personas, divididas en 228 comunidades (Censo de la Fundación Nacional de Salud 1999). El Territorio Indígena Yanomami, que abarca 9.664.975 ha (96.650 km2) de selva tropical, es reconocido por su importancia para la protección de la biodiversidad de la Amazonia y fue ratificado por decreto presidencial el 25 de mayo de 1992.
Una narración mítica enseña que incluso los pueblos desconocidos para los yanomami deben su existencia a los poderes del demiurgo Omama. Se cuenta que fueron creados a partir de la espuma sanguinolenta de un grupo de antepasados yanomami, arrastrados por una inundación tras la ruptura de un periodo de reclusión menstrual y devorados por caimanes y nutrias. La lengua “trabada” de los forasteros les fue transmitida por el zumbido del Remori, el mítico ancestro de la avispa que suele encontrarse en las playas de los grandes ríos.