Fragmento de tradiciones peruanas

Fragmento de tradiciones peruanas

Fragmento de tradiciones peruanas

Tradiciones familiares peruanas

Alissa Vik es candidata al doctorado en estudios culturales latinoamericanos en la Universidad de Bergen (Noruega). Su tesis doctoral se titula “Indigenismo para la era digital: Mestizaje, capital cultural y estética de la fusión en la escena musical independiente de Lima”. Sus intereses de investigación incluyen la música de fusión contemporánea en Lima, la música popular latinoamericana, los movimientos sociales, la cultura juvenil, las culturas y lenguas peruanas y el indigenismo global.

Como icono cultural popular, Arguedas es visto como alguien que amaba y respetaba las culturas de Perú, que intentaba reconciliar entre sí. Se ha convertido en un símbolo de la comunicación intercultural y la igualdad por la forma en que caracterizó el mestizaje en sus escritos. Gonzalo Portocarrero define el concepto de mestizaje según Arguedas: “El mestizaje a la Arguedas supone igualdad y comunicación entre las personas, diferencias sin jerarquías. Una heterogeneidad cultural que es fuente de riqueza y posibilidad” (2007: 30). De este modo, Arguedas se ha convertido en un significante utilizado para celebrar la multiplicidad cultural de Perú, y su noción de mestizaje se evoca para llamar al diálogo intercultural en Perú. Sin embargo, el uso de la figura de Arguedas de esta manera puede caer fácilmente en lo que Jacqueline Lo llama “hibridez feliz”, o una celebración acrítica del multiculturalismo (2000: 153).

Clases sociales en perú

Perú es un país rico – no en el sentido económico, ya que aunque hoy en día es “una de las economías con mejor rendimiento de América Latina” (Banco Mundial, 2012), Perú sigue sufriendo pobreza, hambre y conflictos étnicos como muchos países de América Latina. En este caso, la atención se centra más en la riqueza del país basada en la historia, la naturaleza, el clima y la vida cultural.

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Por otro lado, lo que también experimenté, durante el tiempo que viví allí y en cada una de mis visitas posteriores, es el hecho de que todos los peruanos compartían un orgullo incomparable por su país, aunque la población esté más o menos estrictamente dividida como se ha mencionado antes. Todos los peruanos están orgullosos de ser peruanos y de vivir en este país, ya sean de ascendencia india o blanca. Gritan su orgullo a viva voz en cada oportunidad que tienen y el patriotismo define casi todos los aspectos de sus vidas. “Mostrar la bandera” no es un problema en absoluto. Se puede notar en todas partes: Por ejemplo, en las escuelas, donde todos los lunes por la mañana los niños se alinean frente a la bandera peruana cantando con pasión el himno nacional. Incluso los políticos y otras personas importantes no tienen miedo de mostrar su pasión por su país en público y uno podría pensar que todo el mundo está unido bajo una bandera de patriotismo, pero sin actuar así en la vida cotidiana. Sólo cuando parece conveniente. La prueba más evidente de ello sigue siendo la música peruana, pero más adelante hablaremos de ello. Toda esta pasión por el propio país no está prohibida y puede incluso ayudar a que la gente se acerque más entre sí, porque en este caso es algo que todos los peruanos tienen en común. Incluso podría influir en el desarrollo de un fuerte y estable sentido de comunidad.

Tradiciones y celebraciones en perú

Cada vez son más las estrategias de preservación cultural que reconocen las particularidades locales incluyéndolas en los programas políticos y económicos. Investigaciones recientes han demostrado cómo las instituciones gubernamentales y privadas trabajan para estabilizar, promover y gestionar las particularidades de las comidas y cocinas “nacionales” y la imagen de los propios países (Caldwell 2002; Karaosmanoglu 2007; Hiroko 2008; DeSoucey 2010). El patrimonio alimentario surge en este contexto.

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En Perú, nunca ha sido un secreto que la inclusión de la cocina peruana en la lista del PCI promete aumentar su creciente prestigio internacional. Visiblemente, las primeras formulaciones del patrimonio alimentario concedían gran importancia a la posición internacional y al desarrollo del mercado, más que a los principios de tipicidad y representatividad, que están más en consonancia con la interpretación del patrimonio cultural inmaterial de la UNESCO.

La concienciación sobre el patrimonio alimentario en Perú fue el resultado de los cambios recientes en la sociedad y la política del país. Quince años consecutivos de crecimiento económico y apertura aumentaron el poder adquisitivo en las principales ciudades, principalmente en la capital, Lima. La llegada de patrones culturales globales impulsó procesos de diferenciación de clases a través de nuevos gustos y tendencias de consumo. En este contexto, el interés por la gastronomía, un aspecto en expansión de las economías urbanas, se convirtió en un instrumento de elección para que Perú afrontara el reto de reinventarse en un mundo de naciones.

La cultura del maridaje en perú

A medida que la cultura gastronómica mundial se vuelve cada vez más homogénea, existe un interés paralelo por volver a conectar con lo local. Dos movimientos alimentarios globales codifican este retorno a lo local: los movimientos Slow Food y New Nordic Cuisine, ambos de origen europeo. Exploro la ambivalencia global-local característicamente modernista en el trabajo de Virgilio Martínez, el chef más premiado de Perú, cuyo proyecto de reunir una cocina peruana culturalmente arraigada parece estrechamente alineado con el movimiento de la Nueva Cocina Nórdica. Basándome en un marco decolonial, sostengo que el deseo de Martínez de conectar con las raíces culturales ancestrales de Perú, no poco común entre los chefs peruanos de clase alta, se ve obstaculizado por una división epistémica que se remonta a la época colonial. Otros vestigios de la historia colonial también están presentes en la búsqueda taxonómica de Martínez de nuevos ingredientes y en el enfoque visual de su estética, ambos reminiscentes de las expediciones botánicas españolas de finales del siglo XVIII. El último proyecto de Martínez, Mil Centro, un restaurante y centro de investigación situado en un yacimiento arqueológico inca, ofrece nuevas posibilidades. La participación de las comunidades vecinas de habla quechua podría señalar nuevas aperturas.

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