Costumbres de barcelona
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Entre las tradiciones folclóricas de España, las más conocidas son sin duda el flamenco y las corridas de toros. En efecto, encontrará corridas de toros por todo el país, siendo quizás el evento más popular el “Encierro” durante los Sanfermines en Pamplona. Pero las corridas de toros forman parte de cualquier fiesta.
El flamenco, por su parte, es la tradición musical del sur del país, en particular de Andalucía. Allí es donde hay que moverse para ver y escuchar un baile y un toque de guitarra de primera. En abril tiene lugar la Feria de Abril, en Sevilla, una semana entera de cante y baile y de probar ese gran vino de Jerez, esos deliciosos y sabrosos bocadillos llamados “tapas” y más vino de Jerez… y si le gustan este tipo de cosas REALMENTE no debería perderse ese evento.Si puede organizarlo (y encontrar una habitación de hotel) mejor llegue a Sevilla ya dos semanas antes de la Feria, y vea el otro evento destacado de esta ciudad: Otro evento muy popular de origen religioso es El Rocío, una tradicional peregrinación a la aldea de El Rocío, en la provincia de Huelva, en mayo. Esta peregrinación no es demasiado solemne y seria, siendo el flamenco y el vino componentes indispensables. Siga a los miles de personas que cada año viajan hasta allí y páselo en grande.
la cultura de barcelona
En la época de Franco, muchos visitantes eran arrestados por la escasa y reveladora ropa que llevaban por las calles de la ciudad (era una época en la que estaba prohibido besarse en público), pero hoy en día nadie va a pestañear si llevas un par de pantalones cortos y sandalias por Las Ramblas. Los funcionarios eclesiásticos no le impedirán visitar iglesias y catedrales si va en pantalón corto o en manga corta, pero es una falta de respeto, así que intente hacer un esfuerzo y llevar ropa adecuada. La misma etiqueta se aplica si se asiste a una boda tradicional por la iglesia; las mujeres deben llevar un chal o pañuelo para cubrir los hombros desnudos o los vestidos escotados y los hombres deben llevar corbata y chaqueta.
Los besos en ambas mejillas se reservan a los amigos o a las personas que los amigos presentan. Los apretones de manos son más bien la norma en las transacciones comerciales. En muy raras ocasiones se puede ver que dos hombres se saluden con besos, pero es más probable que lo hagan con un apretón de manos o un semiabrazo. La tradición de los dos besos (uno en cada mejilla) se da más a menudo entre un hombre y una mujer, de mujer a mujer y niños.
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Barcelona es una ciudad de origen y carácter mediterráneo, un rasgo distintivo ligado a la forma de ser de los barceloneses, muy celosos de sus costumbres y tradiciones. Por ello, la cultura popular convive perfectamente en una ciudad tan cosmopolita.
Aunque nunca pasó del todo de moda, el vermut, la exquisita bebida con un toque de amargor, vive un nuevo apogeo en Barcelona. La vieja tradición de disfrutar de una copa con los amigos o la familia en bodegas emblemáticas es ahora más popular que nunca.Tomar vermut se considera un rito oficial; el rito del aperitivo, antaño exclusivo de la clase burguesa del siglo XVIII. El vermut se elabora con vino fortificado aromatizado, infundido con hierbas y especias empapadas en agua y etanol. A veces se añade un toque de caramelo para darle un rico color rojizo. El vermut es una excusa perfecta para reunirse con los seres queridos por la tarde, y debido a su popularidad y al papel que desempeña en muchos aperitivos, encontrar un bar o una bodega en la que disfrutar del vermut con unas tapas es, afortunadamente, muy fácil hoy en día en Barcelona.
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Los Usos de Barcelona (catalán: Usatges de Barcelona, IPA: [uˈzadʒəz ðə βəɾsəˈlonə]; latín: Usatici Barchinonae) fueron las costumbres que constituyen la base de las Constituciones catalanas. Son las leyes fundamentales y los derechos básicos de Cataluña, que se remontan a su codificación en el siglo XII.
El manuscrito más antiguo que contiene los Usos data de finales del siglo XII. Entre los siglos XV y XVIII se copiaron con frecuencia. Los decretos de Nueva Planta los sustituyeron por la legislación central de los Borbones, aunque siguieron teniendo cierta vigencia.