Tradiciones de ceuta y melilla

Tradiciones de ceuta y melilla

Tradiciones de ceuta y melilla

Fnideq

Melilla es uno de los territorios especiales de los Estados miembros de la Unión Europea. Los movimientos hacia y desde el resto de la UE y Melilla están sujetos a normas específicas, previstas, entre otras cosas, en el Acuerdo de Adhesión de España al Convenio de Schengen[5].

En 2019, Melilla tenía una población de 86.487.[6] La población se divide principalmente entre personas de extracción ibérica y rifeña[7] También hay un pequeño número de judíos sefardíes e hindúes sindúes. Desde el punto de vista sociolingüístico, Melilla presenta una diglosia entre el español oficial (lengua fuerte) y el tamazight (lengua débil)[8].

El nombre original (actualmente traducido como Rusadir) era un nombre en lengua púnica, procedente del nombre dado al cercano Cabo de las Tres Horcas. Addir significaba “poderoso”[10] La creación del nombre es similar a la de otros nombres dados en la Antigüedad a las salidas de la costa norteafricana, como Rusguniae, Rusubbicari, Rusuccuru, Rusippisir, Rusigan (Rachgoun), Rusicade, Ruspina, Ruspe o Rsmlqr[11].

Por otra parte, la etimología del nombre actual de la ciudad (que data del siglo IX y se traduce en Melilla en español) es incierta. Como lugar de apicultura activo en el pasado, el nombre se ha relacionado con la miel; esto está respaldado tentativamente por dos monedas antiguas en las que aparece una abeja, así como por las inscripciones RSADR y RSA[12]; otros relacionan el nombre con “discordia” o “fiebre”, o también con una antigua personalidad árabe[12].

Melilla

Limitada por Marruecos, se encuentra en la frontera entre el Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico. Es uno de los varios territorios españoles en África y, junto con Melilla y las Islas Canarias, el único habitado permanentemente por una población civil. Era un municipio regular perteneciente a la provincia de Cádiz antes de la aprobación de su Estatuto de Autonomía en marzo de 1995, pasando a ser una ciudad autónoma.

  Costumbres de los pigmeos

Ceuta, al igual que Melilla y las Islas Canarias, estaba clasificada como puerto franco antes de la entrada de España en la Unión Europea[5]. Su población está formada por cristianos, musulmanes y pequeñas minorías de judíos sefardíes y de etnia sindhis procedentes del actual Pakistán.

El Estrecho de Gibraltar, que controla el acceso entre el Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo, es un importante punto de estrangulamiento militar y comercial. Los fenicios se dieron cuenta de que el estrechísimo istmo que une la península de Almina con el continente africano hace que Ceuta sea eminentemente defendible y establecieron allí un puesto de avanzada a principios del primer milenio antes de Cristo. Los geógrafos griegos la registran con variaciones de Abyla, el antiguo nombre del cercano Jebel Musa. Junto a Calpe, la otra Columna de Hércules que ahora se conoce como el Peñón de Gibraltar, los fenicios establecieron Kart en lo que hoy es San Roque, España. Otros buenos fondeaderos cercanos se convirtieron en puertos fenicios y luego cartagineses en las actuales Tánger y Cádiz.

Frontera de ceuta

Al comienzo de la Revolución Industrial (alrededor de 1750-1850), los países europeos comenzaron a recorrer el mundo en busca de recursos para impulsar sus economías. África, por su situación geográfica y su abundancia de recursos, se consideraba una fuente clave de riqueza para muchas de estas naciones. Este afán por controlar los recursos condujo a la “lucha por África” y, finalmente, a la Conferencia de Berlín de 1884. En esta reunión, las potencias mundiales de la época se repartieron las regiones del continente que aún no habían sido reclamadas.

  Tradiciones y costumbres familiares

Marruecos se consideraba un lugar estratégico para el comercio debido a su posición en el estrecho de Gibraltar. Aunque no se incluyó en los planes originales de reparto de África en la Conferencia de Berlín, Francia y España siguieron compitiendo por la influencia en la región. Argelia, vecina de Marruecos al este, formaba parte de Francia desde 1830.

En 1906, la Conferencia de Algeciras reconoció las reivindicaciones de Francia y España por el poder en la región. A España se le concedieron tierras en la región suroeste del país, así como a lo largo de la costa mediterránea en el norte. A Francia se le concedió el resto y, en 1912, el Tratado de Fez convirtió oficialmente a Marruecos en un protectorado de Francia.

Orán

1Las vallas de Ceuta y Melilla ofrecen un modelo que permite estudiar hasta qué punto los propósitos declarados y los objetivos ocultos de los gobiernos se alinean en el establecimiento de las fronteras territoriales. El gobierno español utiliza el reto de la inmigración irregular como argumento para reforzar las vallas de los dos enclaves, a pesar de que los informes insisten en que el número de inmigrantes irregulares que cruzan a España a través de estas dos ciudades o de otros lugares ha aumentado desde la construcción de las vallas a principios de la década de 1990. Esto sugiere que cuanto más se intensifiquen las medidas de vigilancia de las fronteras, más formas clandestinas de cruzarlas se encontrarán.

2Ceuta y Melilla reflejan una larga historia de interacciones entre Marruecos y España. Estas relaciones han fluctuado entre la coexistencia y la confrontación según las cambiantes circunstancias regionales y el equilibrio de poder en la región mediterránea. La presencia española en el norte de África se remonta a la época dominada por una intensa lucha entre cristianos y musulmanes por el control territorial no sólo en la Península Ibérica en toda la región del Mediterráneo occidental. El término español “Reconquista” se refiere a este largo periodo entre 718 y 1492 que terminó con lo que la historia islámica llama la “caída de al-Andalus”. Sin embargo, las ambiciones de las guerras de la “Reconquista” no se limitaron a la recuperación de la Península Ibérica únicamente, sino que incluyeron la expansión del control cristiano al noroeste de África.

  Leyendas que expliquen tradiciones