Tradiciones de el hierro

Tradiciones de el hierro

Tradiciones de el hierro

Alojamiento en el hierro

¿Puede una isla tener alma? Para responder a esa pregunta, hay que visitar El Hierro, la isla canaria más joven, ya que surgió hace “sólo” 1,1 millones de años. Es difícil explicar la magia de esta pequeña isla volcánica del Atlántico, un lugar de paz y tranquilidad donde olvidarse del estrés y las prisas.

Conocida por los aficionados al buceo, que vienen de todo el mundo para encontrar aquí excelentes condiciones e increíbles paisajes submarinos, es también la isla de la sostenibilidad. El Hierro está en camino de ser totalmente autosuficiente energéticamente mediante energías limpias y renovables.

Volcanes, coladas de lava, frondosos bosques de pino canario y laurisilva, árboles que se inclinan ante el viento, abruptos acantilados, relajantes piscinas naturales, vistas de vértigo… Eso es El Hierro: enigmático, sobrecogedor, un refugio donde desconectar de la ajetreada vida moderna y disfrutar del clima primaveral que reina en Canarias durante todo el año.

La gastronomía de esta isla declarada reserva de la biosfera también contribuye a que nuestra estancia sea inolvidable, con productos frescos de la tierra y el mar de extraordinaria calidad, sin olvidar sus vinos con denominación de origen y originales pasteles para agasajar a nuestro paladar.

La comida de el hierro

El primer sábado de julio, cada cuatro años, la isla de El Hierro, en Canarias, celebra su fiesta más importante en la que la Virgen de los Reyes (patrona de la isla) es llevada en procesión desde el santuario hasta la Villa de Valverde, a lo largo de 28,7 km. La Virgen es acompañada por bailarines vestidos con trajes tradicionales rojos y blancos, y sombreros multicolores, y por el sonido de chácaras y tambores. Prácticamente toda la isla acude a celebrarlo, reuniéndose miles de personas. Comienza en el Santuario de los Reyes (en el extremo occidental de la isla), luego hay un almuerzo popular (la “tendida de los manteles”, en la Cruz de los Reyes) y llegan a Valverde por la tarde.

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Vivir en el hierro

El Hierro es la más pequeña y occidental de las siete islas de Canarias. Con una superficie de apenas 278 kilómetros cuadrados, posee un rico patrimonio natural y una gran diversidad de ecosistemas y, para garantizar su conservación, el sesenta por ciento de su territorio está protegido por ley. En el año 2000, la UNESCO también reconoció el valor de este patrimonio al nombrar a la más pequeña de las Islas Canarias Reserva de la Biosfera. Este pequeño tesoro de biodiversidad cuenta con una asombrosa diversidad de paisajes, desde excelentes ejemplos de bosques de sabinas y espesos pinares canarios, hasta zonas rocosas y grandes acantilados, sin olvidar importantes monumentos geológicos y restos de coladas de lava que revelan su origen volcánico.

La Red de Espacios Naturales Protegidos de Canarias cuenta con los mejores ejemplos de vegetación de la isla de El Hierro, como la vegetación perenne de abetos y brezos (fayal-brezal), el cardonal (bosques de cardenales) o el tabaibal (bosque de tabaiba), incluyendo también un número de especies endémicas, así como una notable diversidad de hábitats que albergan varias especies amenazadas como el lagarto gigante de El Hierro.

La vida nocturna de el hierro

El Hierro, apodada Isla del Meridiano, es la segunda isla más pequeña y más al sur y al oeste de las Islas Canarias (Comunidad Autónoma de España), en el Océano Atlántico frente a la costa de África, con una población de 10.968 habitantes (2019)[2] Su capital es Valverde. Con 268,51 kilómetros cuadrados, es la segunda más pequeña de las ocho islas principales de Canarias.

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El nombre de El Hierro, aunque se escribe como la palabra española para “hierro”, no está relacionado con esa palabra. La H del nombre del metal deriva de la F del latín ferrum (compárese higa por ‘higo’). La H del nombre de la isla se remonta a la época de la ortografía del español antiguo en la que aún no se había establecido la distinción entre las letras I y J y se escribía una h muda antes de la ie inicial de la palabra para asegurar que la i se leyera como una semivocal, no como la consonante [ʒ][cita requerida].

Sin embargo, el origen del nombre ero o erro o yerro no se conoce definitivamente. Se cree que deriva de una de las varias palabras de la lengua guanche de los habitantes prehispánicos, conocidos como bimbaches. Juan de Abreu Galindo (en un manuscrito traducido y publicado por George Glas en 1764) da el nombre nativo de la isla como Esero (o Eseró), que significa “fuerte”[4].

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