Tribu rarámuri
Payasos sin Fronteras comparte la risa y el alivio emocional, pero para mí era importante que también lleváramos un mensaje de agradecimiento y gratitud a los pueblos indígenas. Los ralámuli cuidan su tierra, y es necesario que los respetemos, los veamos y los conozcamos. Se enfrentan a los asesinatos de las mafias y a la violencia perpetrada por los intereses empresariales que quieren extraer los recursos naturales.
En lugar de aprender de ellos, los discriminamos. Es difícil de entender. Tienen razón en su forma de vivir, pero no encajan en una sociedad capitalista. No piensan en el dinero, piensan en la tierra. Es otra lógica. Sin embargo, los ralámuli no dicen que sufran discriminación. Hablan de su forma de vivir y de sus creencias. Como son fuertes en sus creencias, son capaces de cuidar el mundo.
La Comisión (Comisión Estatal para los Pueblos Indígenas) nos ayudó a asegurarnos de que no estábamos reforzando ningún tipo de discriminación ni haciendo suposiciones sobre los ralámuli. Pedí a la Comisión que viniera a ver el espectáculo y nos diera su opinión. Nos dijeron que los Ralámuli no siempre piden ayuda a Dios, sino que también ayudan a Dios a cuidar del mundo. Eso inspiró parte de nuestro espectáculo de payasos.
Símbolos tarahumaras
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¿Dónde viven los rarámuri?
Si crees que sabes mucho sobre este grupo indígena, descubre a través de este artículo algunos aspectos de las Actividades Económicas de los Tarahumaras y mucho más. No dejes de leerlo! y te sorprenderás con las actividades económicas de esta etnia.
Esta cultura vive de manera autosuficiente, la mayor parte de su economía se basa en el cultivo de sus propios alimentos, así como en la cría de productos ganaderos y avícolas; vacas, cerdos, ovejas, gallinas y caballos. El 87% de su dieta se compone de maíz, que aprovechan y en torno al cual gira todo su estilo de vida, su estructura organizativa y su vida ceremonial. El maíz se produce en las laderas de la Sierra de Tarahumara, donde reside la etnia.
El método de intercambio más utilizado es el trueque, al igual que todas las etnias mexicanas, el uso de la moneda es una costumbre relativamente nueva y la antigua tradición de intercambiar un producto por otro sigue esencialmente vigente.
En general, esta etnia se dedica al cultivo de frijoles, chiles, papas y frutas como duraznos, manzanas, entre otros. Sin embargo, estos cultivos no se comercializan. Esto se debe principalmente a que cada familia tiene sus propios cultivos, los cuales están disponibles a su conveniencia y generalmente son para su propio consumo.
Rarámuri corriendo
En Oasis, un lugar llamado así por el arroyo cercano y el agua que contiene durante los meses de verano, los rarámuri ya no pasan hambre. Pero sufren una inseguridad alimentaria y un racismo persistentes. En las calles de Chihuahua, la ciudad en la que se encuentra Oasis, los mestizos insultan a las mujeres rarámuri, que destacan con sus brillantes vestidos hasta los tobillos. Los traficantes de niños y los reclutadores de los cárteles visitan el recinto con regularidad, y los mestizos se acercan a vender disolvente a los niños. Holguín entiende estos nuevos peligros íntimamente -uno de sus hijos se hizo adicto a esnifar disolvente cuando era un joven adolescente-, pero dice que volver a las condiciones de la Sierra es imposible para su gente. Prosperar en las ciudades es su única opción, y el plan de Holguín es hacer crecer el taller Rarámuri, que emplea a mujeres de su comunidad para confeccionar prendas por encargo. De este modo, las mujeres rarámuri podrán controlar su tiempo, su trabajo y sus ingresos. Pueden pasar menos tiempo paradas en los cruces de la ciudad o en la entrada de las tiendas, esperando que los mestizos les den suficientes monedas para comprar la comida de ese día, y pueden centrarse en cambio en crear los vestidos tradicionales que son fundamentales para los rituales rarámuri que su pueblo intenta mantener vivos tan lejos de sus montañas.