Khoikhoi y san
Los pueblos san (también saan), o bosquimanos,[1] son miembros de varias culturas indígenas cazadoras-recolectoras de habla khoe, tuu o kxʼa que son las primeras culturas del sur de África, y cuyos territorios abarcan Botsuana, Namibia, Angola, Zambia, Zimbabue, Lesoto[2] y Sudáfrica. En 2017, Botsuana albergaba a unos 63.500 san, lo que supone aproximadamente el 2,8% de la población del país, convirtiéndose en el país con mayor población de san[3].
Las denominaciones “bosquimanos” y “san” son ambas exónimos en origen, pero el término “san” se adoptó ampliamente como endónimo a finales de la década de 1990. “San” tiene su origen en un apelativo peyorativo khoekhoe para los buscadores de comida sin ganado ni otras riquezas, de una raíz saa “recoger del suelo” + plural -n en el dialecto haiǁom[11][12].
La adopción del término khoekhoe san en la antropología occidental se remonta a la década de 1970, y este sigue siendo el término estándar en la literatura etnográfica en inglés, aunque algunos autores volvieron a utilizar el nombre de bosquimanos[4][16].
El bosquimano
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Los ǃKung /ˈkʊŋ/[1][a] son uno de los pueblos San que viven principalmente en el borde occidental del desierto de Kalahari, Ovambolandia (norte de Namibia y sur de Angola), y Botsuana.[2] Los nombres ǃKung (ǃXun) y Ju son variantes de la palabra ‘pueblo’, preferidas por diferentes grupos ǃKung. Esta sociedad a nivel de banda utilizaba métodos tradicionales de caza y recolección para subsistir hasta la década de 1970[3]. En la actualidad, la gran mayoría de los ǃKung viven en los pueblos de pastores bantúes y ganaderos europeos[2].
Los ǃKung del sur de África reconocen a un Ser Supremo, ǃXu, que es el Creador y Sustentador de la vida[4]. Al igual que otros Altos Dioses africanos, también castiga al hombre por medio del clima, y los Otjimpolo-ǃKung lo conocen como Erob, que “lo sabe todo”[5] También tienen creencias animistas y animatisticas, lo que significa que creen tanto en personificaciones como en fuerzas impersonales. Por ejemplo, recuerdan a un héroe cultural llamado Prishiboro que tenía una esposa que era un elefante. El hermano mayor de Prishiboro le engañó para que matara a su mujer y se comiera su carne. Su manada intentó matar a Prishiboro en venganza, pero su hermano los derrotó[cita requerida].
La cultura bosquimana
Los san hablan numerosos dialectos de un grupo de lenguas conocidas por los característicos “chasquidos” que se oyen en su pronunciación, representados en la escritura por símbolos como ! o /. Formadas por pequeños grupos móviles, las comunidades san comprenden hasta unos 25 hombres, mujeres y niños. En determinadas épocas del año, los grupos se reúnen para intercambiar noticias y regalos, concertar matrimonios y celebrar actos sociales.Historia del pueblo SanNo están emparentados con las tribus BaNtu, los San descienden de sus antepasados de la primera Edad de Piedra. Los clanes y los grupos familiares poco conectados seguían las migraciones estacionales de caza entre la cordillera y la costa. Construían sus hogares en cuevas, bajo salientes rocosos o en refugios temporales. Este pueblo migratorio no domesticaba animales ni cultivaba, aunque su conocimiento de la flora y la fauna era muy amplio. Los san categorizan miles de plantas y sus usos, desde los nutricionales hasta los medicinales, pasando por los místicos y los recreativos y letales. Los hombres san tienen una formidable reputación como rastreadores y cazadores.
Ropa de los bosquimanos San
Se hace hincapié en los grupos “primarios” (familia, familia ampliada, banda y nexo de banda) y “secundarios” (grupos de edad, grupos de sexo, grupos económicos), en el “parentesco” (incluida la denominación y la terminología) y en el “matrimonio”. Además, el autor informa detalladamente sobre la iniciación masculina. Dado que él mismo fue iniciado, esta descripción basada en sus propias experiencias es la más auténtica y elaborada que se ha registrado sobre las iniciaciones “bosquimanas”.
Su violenta muerte ha conmocionado a colegas de todo el mundo. Incluso al final del octogésimo tercer año de su vida, las debilidades de la edad no pudieron doblegar las actividades de este personaje singular, a menudo obstinado y excéntrico, pero siempre entusiasta. Estaba a punto de terminar una autobiografía, en la que llevaba trabajando desde mediados de los años noventa. Tan extraordinaria como su carácter fue su vida.
Al estallar la Segunda Guerra Mundial fue llamado a filas por la Wehrmacht alemana, sirviendo como intérprete. Más tarde fue trasladado con un grupo especial a Cerdeña, donde resultó gravemente herido. Aún peor que sus heridas, contrajo fiebre tifoidea y malaria. Tras la guerra, Heinz retomó sus estudios en la Universidad de Múnich y comenzó su vida académica en el campo de la etología, presentando una tesis doctoral sobre la teoría del instinto y el reflejo de Konrad Lorenz en 1947 (Vergleichende Betrachtungen über die Putzhandlungen bei Dipteren im allgemeinen und bei Sarcophaga carnaria L. im besonderen).