Religión popular china
Ningún ritual o institución reforzaba más la solidaridad del sistema familiar en la sociedad china tradicional que la veneración de los antepasados (también llamada “culto a los antepasados” o “culto a los muertos”), y ninguno era tomado más en serio tanto por la sociedad como por el Estado.(1)
La premisa básica de la veneración de los antepasados era que el alma de un miembro de la familia fallecido estaba formada por un componente yin conocido como po (asociado a la tumba) y un componente yang conocido como hun (asociado a la tabla de los antepasados). Según una concepción popular, estos componentes básicos se convertían en tres “almas” separadas, cada una de las cuales exigía atención ritual: un alma iba a la tumba con el cuerpo; un alma iba a los Diez Tribunales del Juicio (también llamados los Diez Tribunales del Infierno) y acababa renaciendo; y un alma permanecía en la tablilla ancestral del altar familiar o cerca de ella. Po tenía el potencial de convertirse en gui si no era aplacado por los sacrificios, pero los espíritus de los propios antepasados no se consideraban generalmente gui. Los propios se convertían naturalmente en shen, siempre que recibieran la atención ritual adecuada.(2) (Para más información sobre los términos yin, yang, gui y shen, véase El cosmos chino: Conceptos Básicos, especialmente las secciones “Yinyang y Qi en los seres humanos” y “Entender el Shen”).
Estadísticas de la religión en China
Definir la religión china principalmente en términos de las tres tradiciones (confucianismo, taoísmo y budismo) es excluir de una consideración seria las ideas y prácticas que no encajan fácilmente en ninguna de las tres etiquetas. Rituales tan comunes como la ofrenda de incienso a los antepasados, la celebración de funerales, el exorcismo de fantasmas y la consulta a los adivinos; la creencia en la interacción pautada entre las fuerzas de la luz y la oscuridad o en la influencia del gobernante en el mundo natural; la tendencia a interpretar a los dioses como funcionarios del gobierno; y la preferencia por equilibrar la tranquilidad y el movimiento, todo ello pertenece tanto a ninguna de las tres tradiciones como a una o a las tres.
La religión popular incluye aquellos aspectos de la vida religiosa que son compartidos por la mayoría de la gente, independientemente de su afiliación o no a las tres enseñanzas. Es importante abordar formas de religión popular como las mencionadas anteriormente (ofrecer incienso, celebrar funerales, etc.), aunque la categoría de “religión popular” conlleva su propio conjunto de problemas. De hecho, se trata de una categoría demasiado amplia como para ayudar a comprenderla en detalle, razón por la cual muchos estudiosos del tema evitan el término, prefiriendo tratar con unidades más discretas y significativas como la religión familiar, el ritual mortuorio, los festivales estacionales, la adivinación, la curación y la mitología. La “religión popular” en el sentido de religión común también oculta una variación potencialmente significativa. Además de ser estática y atemporal, la categoría prejuzga la posibilidad de ver la religión popular como un intento conflictivo de imponer una norma particular a los grupos contendientes.
Creencias y tradiciones chinas
Como país socialista bajo el liderazgo del Partido Comunista de China (PCC), China adopta políticas sobre la libertad de creencia religiosa basadas en las condiciones nacionales y religiosas para proteger el derecho de los ciudadanos a la libertad de creencia religiosa, construir relaciones religiosas activas y saludables, y mantener la armonía religiosa y social. Desde el XVIII Congreso Nacional del PCC en 2012, China, bajo el firme liderazgo del Comité Central del PCC con Xi Jinping como núcleo, ha avanzado en la gobernanza basada en la ley en todos los aspectos, integrando la labor religiosa en el sistema de gobernanza nacional, empleando leyes para tratar todas las relaciones sociales relativas a la religión y mejorando la gestión de la labor religiosa bajo el imperio de la ley. Los creyentes y los no creyentes se respetan mutuamente y viven en armonía, comprometiéndose con la reforma y la apertura y la modernización socialista, y contribuyendo a la realización del Sueño Chino de rejuvenecimiento nacional.
China adopta políticas sobre la libertad de creencia religiosa, gestiona los asuntos religiosos de acuerdo con la ley, se adhiere al principio de independencia y autogestión, orienta activamente a las religiones para que se adapten a la sociedad socialista, y une al máximo a los creyentes y no creyentes.
Valores y creencias chinas
La religión en ChinaChina es un país multiconfesional. El pueblo chino practica el budismo, el taoísmo, el islam, el catolicismo, el protestantismo y el confucianismo. La libertad de religión está garantizada por la Constitución de la RPC. Existe un organismo especial en el Consejo de Estado que se encarga de prestar asistencia a todos los grupos confesionales de China.
Una de las religiones más extendidas en China es el budismo. El budismo llegó a China desde la India a través de las rutas de las caravanas de la Gran Ruta de la Seda en el siglo II antes de Cristo. En la actualidad, el budismo se practica en el Tíbet y Mongolia Interior, así como en otras partes de China. El país cuenta con 9.500 templos y monasterios budistas, muchos de ellos construidos hace más de dos mil años. Para reunir a los budistas de todas las nacionalidades, se fundó en 1953 la Sociedad Budista China.
La religión más extendida en China es el taoísmo. La historia del taoísmo se remonta a casi 1.700 años. Esta religión es autóctona y se profesa básicamente en las zonas rurales del centro y el este de China. El taoísmo es una enseñanza religiosa tradicional china sobre “el camino de las cosas”, el Tao, que combina elementos de religión y filosofía. Esta enseñanza se formó sobre la base de las religiones y filosofías de varias doctrinas filosóficas chinas antiguas. La enseñanza del mundo constituye la base del taoísmo moderno en China. En la actualidad, el país cuenta con 1.500 templos y monasterios taoístas en los que viven 25.000 monjes y monjas.